En los últimos años, la capital ha experimentado un vaivén en sus áreas verdes, con una tendencia general al alza de los espacios, aunque la mayoría de las comunas aún mantiene menos superficie de ese tipo que hace 25 años. Así lo muestra un estudio realizado por Corporación Ciudades junto a la Fundación Ibáñez Atkinson, Mi Parque, Reforestemos, Patio Vivo y la U. Católica.
‘Es notable como Santiago, a partir de una colaboración público-privada, ha ido reverdeciéndose. Hay muchas organizaciones civiles y el Estado que han generado nuevos parques. Eso se refleja en las cifras y ojalá siga así’, comenta Martín Andrade, director ejecutivo de Corporación Ciudades.
Basado en imágenes satelitales de la NASA y de la Agencia Espacial Europea, con un análisis de 35 comunas, el informe muestra que tras caer a su punto más bajo en 2015 (30%), la cobertura vegetal metropolitana se ha recuperado, llegando al 38% este año, siendo el nivel cercano al que alcanzaba a comienzos de siglo, cuando llegaba al 44%, e igual al de 2005.
Las comunas del sector oriente como Las Condes (3.064 ha), Lo Barnechea (2.682 ha) y Vitacura (1.776 ha) lideran en superficie verde. Mientras que Lo Prado (128 ha), Lo Espejo (113 ha) y San Ramón (90 ha) presentan los menores registros.
Eso sí, algunas han mostrado progresos. Lo Espejo pasó de 42 a 113 hectáreas desde el 2000, y Pedro Aguirre Cerda y Lo Prado duplicaron o incluso triplicaron su cobertura en el mismo periodo.
Aun así, 18 de las 35 comunas del Gran Santiago mantienen menos vegetación que hace dos décadas, afectadas por la expansión industrial y la megasequía.
‘Hay que ser optimistas, pero también realistas. El cambio climático avanza más rápido de lo que crece el verde urbano, por eso hay que redoblar los esfuerzos’, enfatiza Andrade.
Desafíos en la recuperación
‘Una de las grandes tareas pendientes es que todos los municipios cuenten con un plan de arbolado urbano. Diagnosticar, definir especies y tener estrategias claras. Hoy casi no existen y son fundamentales para mantener lo que se ha logrado’, dice Andrade.
También subraya que será clave la cooperación entre el Estado, la sociedad civil y el sector privado. ‘Si el Estado deja de colaborar con el mundo civil, podríamos ver un retroceso en todo lo avanzado’, advierte.
Para Uwe Rohwedder, decano de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Central, más que una recuperación, hay ‘una estabilización y nueva conciencia sobre la importancia del tema, pero estamos lejos de ver una reversión’.
Sostiene que la expansión urbana sin planificación ha limitado la creación de áreas verdes, sobre todo en comunas vulnerables. ‘Se necesita una glosa presupuestaria diferenciada que privilegie proyectos en los sectores más necesitados, junto con planificación integrada que conecte comunas mediante corredores verdes y avenidas arboladas’, dice.
A su juicio, los próximos pasos deben incluir educación ambiental desde la escuela y voluntad política sostenida.
En tanto, Óscar Figueroa, académico del Instituto de Estudios Urbanos UC, plantea que Santiago vive una evolución aleatoria del verde urbano, donde la expansión inmobiliaria y la falta de mantenimiento profundizan la desigualdad ambiental.
‘La gran deuda está en las comunas de bajos ingresos, de tal manera que cualquier equilibrio que se quiera producir tiene que, en primer lugar, apuntar a la recuperación en esa zona’, asevera Figueroa.
‘Debe haber una política que permita pensar de qué manera, cada vez que estamos ocupando territorios naturales en la expansión de la ciudad, se creen mecanismos para mantener el equilibrio. Es bastante difícil de cumplir y requiere la voluntad de todos’, concluye.
Fuente: El Mercurio.